lunes, 18 de abril de 2011

El palacio de Comares en la Alhambra de Granada



El Cuarto o Palacio de Comares constituía la residencia oficial del monarca en Granada.





El Palacio de Comares en la Alhambra de Granada está compuesto por un conjunto de dependencias agrupadas en torno al Patio de los Arrayanes, con galerías porticadas en los extremos, situándose al norte la Sala de la Barca y la Sala de los Embajadores, que ocupa el interior de la Torre de Comares, desde donde se domina el valle del Darro.
Yusuf I quiso que la decoración de su residencia oficial dejara maravillado al visitante, por lo que ordenó que se construyera y adornara de manera exquisita, aunque probablemente no viese terminada esta obra, ya que diversas inscripciones atribuyen su autoría a su hijo Mohamed V, que terminó su obra, el cual además, construyó una fachada a lado sur del Patio del Cuarto Dorado. En esta fachada encontramos dos puertas adinteladas iguales, alicatado sobre zócalo de cerámica, y decoración de yesería. Encima tenemos dos ventanas gemelas con arcos peraltados de festón y otra más pequeña en medio, rodeada de inscripciones del Corán. Todo el muro está decorado con bellísimos adornos y numerosas inscripciones, que rezan el lema «Sólo Dios es vencedor». En el friso de madera labrada podemos leer uno de los poemas que Ibn Zamrak dejó tatuados en el palacio nazarí.




La puerta de la izquierda de esta fachada nos lleva a una sala decorada con yeserías con friso de mocárabes y techo de lazo pintado en la época de los Reyes Católicos, con una inscripción que hace referencia a la toma de Granada.


Historia del monumento

Es el palacio más importante, residencia oficial del Sultán y lugar donde se encontraba la sala del trono. Fue edificado y ricamente decorado por Yusuf I, a quien debemos gran parte de las construcciones existentes en la Alhambra.

En el Patio Dorado encontramos la fachada de acceso a este palacio, de gran belleza y construida por Muhamed V, hijo de Yusuf I. En ella se abren dos puertas, la de la derecha daba acceso a las dependencias familiares y la de la izquierda (por donde se continúa la visita) a la zona oficial del palacio. La decoración es muy rica en toda la fachada, con zócalo de cerámica, y yeserías, destacando el bello alero de madera.

Continuando la visita, llegamos al Patio de los Arrayanes, también conocido como de la Alberca y de Comares. Es un patio clásico de tipo arábigo-andaluz, con dos pórticos en sus lados menores, una gran alberca en la que se reflejan las construcciones, rodeada por macizos de arrayán, y dos pilas de mármol que vierten sus aguas en el estanque. Los pórticos tienes 7 arcos semicirculares, siendo mayor el central, de paños de yeso calados. Sobre el pórtico sur se elevan dos plantas, una con siete ventanas con celosías de madera, siendo la central doble, y otra superior ésta con una galería sobre el patio. Las dependencias del pórtico sur quedaron destruidas al construirse el palacio de Carlos V, que se adosa a éste.

En el lado norte encontramos la mayor sala de toda la Alhambra, el Salón de Embajadores, antiguo saló del trono. Esta sala se encuentra cobijada dentro la Torre de Comares, que con sus 45 m. de altura es la mayor de toda la fortaleza. Para llegar a ella, y tras atravesar el pórtico encontramos, en primer lugar, la sala de la Barca, con hermoso techo de madera, copia del original que ardió en un incendio en el siglo XIX; como nota curiosa decir que, tras la puerta que se abre en la parte izquierda de esta sala se encuentra la letrina del palacio, no visitable. Saliendo de la sala de la Barca, en el espacio entre ésta y el Salón de Embajadores, podemos ver, a la derecha, un pequeño oratorio, probablemente reservado para el Sultán.

Llegamos ya al Salón de Embajadores, envuelto en una relajante penumbra. La iluminación nos llega de las ventanas presentes en los camarines que se abren en las paredes, tres por cada muro. En la central, frente a la puerta, era donde se situaba el trono y es la más ricamente decorada. A mayor altura una serie de ventanitas caladas iluminan el bello techo de madera, que representa los siete cielos del cosmos islámico que recorre el alma del creyente hasta encontrar a Allah.

De nuevo en el patio, seguiremos la visita por una habitación del lado este, que nos comunica con el Palacio de los Leones. Esta comunicación es moderna,
ya que antiguamente estos dos palacios no estaban comunicados directamente.